¿QUÉ ES EL VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO? ¿CÓMO PUEDO DETECTARLO?
El virus del papiloma humano es la infección de transmisión sexual más frecuente a nivel mundial sin embargo la mayoría de las veces no produce ningún síntoma y se resuelve espontáneamente sin que tengamos conocimiento de haberla contraído.
A veces se manifiesta con la aparición de verrugas sobre todo en el área genital, otras veces se detecta mediante una citología patológica.
Lo que está claro es que generalmente detectamos la lesión y no la presencia del virus pues esta última requiere pruebas más específicas y generalmente no se realiza.
Cualquier persona sexualmente activa puede padecer esta enfermedad
Se conocen más de 170 tipos víricos del virus del papiloma humano (VPH o HPV del inglés human papillomavirus) que producen infecciones de la piel y mucosas
Entre 30 y 40 tipos pueden infectar el área genital ( vulva, vagina, cuello uterino, recto, ano, pene y escroto) así como la boca y garganta. Estos tipos de VPH se propagan durante el contacto sexual. (Otros tipos de VPH causan verrugas comunes, como las verrugas de las manos y las plantas de los pies, pero no se transmiten sexualmente).
La mayoría de los VPH no causan ningún síntoma en la mayoría de las personas.
¿Cómo se transmiten?
Todos los VPH se transmiten por contacto piel a piel o mucosa a mucosa generalmente a través de las relaciones sexuales.
El VPH genital suele diseminarse a través de un contacto directo sostenido con la piel, y las formas más comunes (no las únicas) son el sexo vaginal y el sexo anal.
Ocasionalmente, puede transmitirse de madre a bebé durante el embarazo.
No se transmite a través de objetos comunes tales como el inodoro.
La mayor probabilidad de contagio se da en los primeros años de vida sexual por lo que entre el 20-30% de mujeres jóvenes (antes de los 30 años) son portadoras de VPH de alto riesgo.
El porcentaje de portadoras disminuye progresivamente con la edad hasta situarse por debajo del 10% en mujeres mayores de 50 años.
Se estima que aproximadamente el 80% de las mujeres sexualmente activas contactan con al menos un tipo de VPH en algún momento de su vida (este porcentaje es todavía mayor en el caso de los hombres). Sin embargo, cabe resaltar que más del 80% de estas infecciones son transitorias y se resuelven en el transcurso de los dos años posteriores a la infección.
¿Qué síntomas producen?
Algunos de los síntomas más importantes que sugieren la presencia de virus del papiloma humano son:
Pequeñas verrugas en el área ano-genital: cérvix, vagina, vulva y uretra (en mujeres) y pene uretra y escroto (en varones).
Pueden variar en apariencia (verrugas planas no visibles o acuminadas sí visibles), número y tamaño por lo que se necesita de la asistencia de un especialista para su diagnóstico.
Otras veces la infección persistente del HPV afecta al epitelio del cuello del útero y desarrolla lesiones premalignas que con el paso de los años pueden evolucionar a un cáncer invasivo.
Los tipos de VPH que tienden a causar verrugas genitales no son los mismos que causan cáncer cervical. Sin embargo existe la posibilidad de que se haya producido una infección por varios tipos de virus por lo que ante la presencia de verrugas, se debe realizar una citología.
¿Cómo se puede detectar?
Durante la fase de desarrollo, las células precancerosas pueden ser detectadas por una citología.
Se trata de una prueba sencilla e indolora que no precisa ningún tipo de preparación y que consiste en tomar una muestra de las células que recubren el cuello del útero mediante una pequeña espátula o un cepillo. Posteriormente son analizadas con el microscopio.
La citología se puede realizar de forma aislada anualmente.
Sin embargo podemos realizarla junto con un test de detección del ADN del virus o tipaje.
Si este test da negativo, y la paciente no tiene factores de riesgo puede esperarse tres años antes de hacérselo nuevamente.
En el caso de una citología patológica, se puede indicar una inspección detallada del cérvix mediante una prueba llamada colposcopia en la que se aplica un colorante especial en el cuello del útero y permite detectar lesiones de las que podemos tomar biopsias.
Algunos factores de riesgo para las
infecciones persistentes de VPH genital
· Inicio de la actividad sexual a una edad temprana.
· Múltiples parejas sexuales.
· Tabaquismo.
· Uso de anticonceptivos orales.
· Inmunosupresión
(por ejemplo, casos de SIDA o Diabetes Mellitus avanzada).
·La infección de VPH es un factor necesario en el desarrollo de
casi todos los casos de cáncer cervical.
¿Cómo se tratan?
Actualmente no existe un tratamiento específico para la infección por VPH.
Nuestro sistema inmunológico es fundamental en la eliminación del VPH y se estima que en un plazo de 2 años lo erradica de forma natural en el 90% de los casos.
El tratamiento de los condilomas se lleva a cabo con la utilización de cremas tópicas con actividad inmunomoduladora, que actúan mediante un doble mecanismo, destruyendo las lesiones y activando una respuesta inmune local contra el virus.
También se pueden eliminar con criocoagulación, con bisturí eléctrico o con láser.
En el caso de las lesiones precancerosas persistentes o de alto grado, producidas por VPH, el tratamiento más adecuado es la eliminación de las zonas afectadas.
Existen varios tipos de tratamiento que permiten destruir o extirpar las lesiones producidas por este virus, todos ellos igual de efectivos:
· Extirpación de la lesión: el área anormal es extirpada cortando un fragmento de tejido del cuello del útero en forma de cono (conización cervical). Habitualmente se utiliza un procedimiento electroquirúrgico que permite cortar el tejido de forma similar a un bisturí eléctrico llamado asa de diatermia.
· Destrucción de la lesión: se trata de destruir el tejido afectado por la lesión precancerosa. Esta destrucción puede realizarse mediante congelación (crioterapia) o vaporización (aplicando un láser).
Tanto la extirpación como la destrucción de las lesiones se consideran tratamientos conservadores ya que respetan la mayor parte del cuello del útero con un mínimo impacto en la salud reproductiva de la mujer y por tanto en su capacidad para quedar embarazada.
Sólo cuando estos tratamientos se realizan sobre una lesión muy amplia o cuando se repiten porque reaparece la lesión, pueden repercutir en la capacidad reproductiva.
¿Qué puede ayudar a la eliminación del virus del papiloma humano?
Cuidar el sistema inmune, descansando un número de horas adecuado, evitando el estrés y con una alimentación sana y ejercicio regular.
No fumar. El consumo de tabaco disminuye la capacidad del sistema inmune para eliminar la infección VPH. El tabaquismo favorece la persistencia de la infección y por tanto incrementa el riego de aparición de lesiones premalignas.
Dejar de tomar anticonceptivos orales. Se ha observado un mayor riesgo de persistencia del VPH, así como mayor incidencia de lesiones premalignas y cáncer de cérvix, entre las mujeres que han utilizado durante muchos años anticonceptivos hormonales orales. Este riesgo disminuye tras dejar el tratamiento. Por el contrario, el uso del dispositivo intrauterino (DIU) no incrementa dicho riesgo o incluso lo disminuye. Consulta con tu ginecólogo antes de tomar una decisión sobre el método anticonceptivo más apropiado.
¿ Cómo puedo prevenirlo?
Preservativo
El uso de preservativo protege de la infección por VPH en un 70 % de los casos. El 30 % restante donde no protege se debe a la existencia de lesiones en zonas no cubiertas por el preservativo y el mal uso del mismo.
Vacunas del papilomavirus
Las vacunas protegen de forma muy eficaz frente a los principales tipos de VPH que causan enfermedades y además son muy seguras.
Es recomendable administrarla a mujeres que aún no hayan iniciado relaciones sexuales, aunque se puede administrar a mujeres que hayan tenido dichas relaciones.
· Todas las vacunas comercializadas incluyen los tipos de VPH 16 y 18 causantes del 70% de los cánceres de cuello de útero y una proporción significativa de los cánceres de vulva, vagina, ano y orofaringe.
· Actualmente disponemos de tres vacunas. Una bivalente que incluye los virus 16 y 18, otra tetravalente que incluye el 16, 18 y los tipos 6 y 11 causantes de la mayor parte de las verrugas genitales y recientemente se ha comercializado la vacuna nonavalente que añade a los tipos 16, 18 6 y 11 otros 5 tipos : 31, 33, 45, 52 y 58 consiguiendo una protección más amplia.
La vacuna previene de la infección pero no tiene un efecto curativo de la infección, sin embargo si una mujer ha padecido la infección y consigue eliminar el virus no tendrá una inmunidad que le proteja de una futura infección por lo que podrá beneficiarse de la vacunación.
Puesto que las actuales vacunas no protegen a las mujeres frente a todos los genotipos de VPH que causan cáncer cervical, es importante que las mujeres sigan con las pruebas de citología y papanicolau, incluso después de haber recibido la vacuna.
Escrito por:
Dra. Sonia Martínez Morales
Especialista en obstetricia y ginecología en Clínica Ginemar
A veces se manifiesta con la aparición de verrugas sobre todo en el área genital, otras veces se detecta mediante una citología patológica.
Lo que está claro es que generalmente detectamos la lesión y no la presencia del virus pues esta última requiere pruebas más específicas y generalmente no se realiza.
Cualquier persona sexualmente activa puede padecer esta enfermedad
Se conocen más de 170 tipos víricos del virus del papiloma humano (VPH o HPV del inglés human papillomavirus) que producen infecciones de la piel y mucosas
Entre 30 y 40 tipos pueden infectar el área genital ( vulva, vagina, cuello uterino, recto, ano, pene y escroto) así como la boca y garganta. Estos tipos de VPH se propagan durante el contacto sexual. (Otros tipos de VPH causan verrugas comunes, como las verrugas de las manos y las plantas de los pies, pero no se transmiten sexualmente).
La mayoría de los VPH no causan ningún síntoma en la mayoría de las personas.
¿Cómo se transmiten?
Todos los VPH se transmiten por contacto piel a piel o mucosa a mucosa generalmente a través de las relaciones sexuales.
El VPH genital suele diseminarse a través de un contacto directo sostenido con la piel, y las formas más comunes (no las únicas) son el sexo vaginal y el sexo anal.
Ocasionalmente, puede transmitirse de madre a bebé durante el embarazo.
No se transmite a través de objetos comunes tales como el inodoro.
La mayor probabilidad de contagio se da en los primeros años de vida sexual por lo que entre el 20-30% de mujeres jóvenes (antes de los 30 años) son portadoras de VPH de alto riesgo.
El porcentaje de portadoras disminuye progresivamente con la edad hasta situarse por debajo del 10% en mujeres mayores de 50 años.
Se estima que aproximadamente el 80% de las mujeres sexualmente activas contactan con al menos un tipo de VPH en algún momento de su vida (este porcentaje es todavía mayor en el caso de los hombres). Sin embargo, cabe resaltar que más del 80% de estas infecciones son transitorias y se resuelven en el transcurso de los dos años posteriores a la infección.
¿Qué síntomas producen?
Algunos de los síntomas más importantes que sugieren la presencia de virus del papiloma humano son:
Pequeñas verrugas en el área ano-genital: cérvix, vagina, vulva y uretra (en mujeres) y pene uretra y escroto (en varones).
Pueden variar en apariencia (verrugas planas no visibles o acuminadas sí visibles), número y tamaño por lo que se necesita de la asistencia de un especialista para su diagnóstico.
Otras veces la infección persistente del HPV afecta al epitelio del cuello del útero y desarrolla lesiones premalignas que con el paso de los años pueden evolucionar a un cáncer invasivo.
Los tipos de VPH que tienden a causar verrugas genitales no son los mismos que causan cáncer cervical. Sin embargo existe la posibilidad de que se haya producido una infección por varios tipos de virus por lo que ante la presencia de verrugas, se debe realizar una citología.
¿Cómo se puede detectar?
Durante la fase de desarrollo, las células precancerosas pueden ser detectadas por una citología.
Se trata de una prueba sencilla e indolora que no precisa ningún tipo de preparación y que consiste en tomar una muestra de las células que recubren el cuello del útero mediante una pequeña espátula o un cepillo. Posteriormente son analizadas con el microscopio.
La citología se puede realizar de forma aislada anualmente.
Sin embargo podemos realizarla junto con un test de detección del ADN del virus o tipaje.
Si este test da negativo, y la paciente no tiene factores de riesgo puede esperarse tres años antes de hacérselo nuevamente.
En el caso de una citología patológica, se puede indicar una inspección detallada del cérvix mediante una prueba llamada colposcopia en la que se aplica un colorante especial en el cuello del útero y permite detectar lesiones de las que podemos tomar biopsias.
Algunos factores de riesgo para las
infecciones persistentes de VPH genital
· Inicio de la actividad sexual a una edad temprana.
· Múltiples parejas sexuales.
· Tabaquismo.
· Uso de anticonceptivos orales.
· Inmunosupresión
(por ejemplo, casos de SIDA o Diabetes Mellitus avanzada).
·La infección de VPH es un factor necesario en el desarrollo de
casi todos los casos de cáncer cervical.
¿Cómo se tratan?
Actualmente no existe un tratamiento específico para la infección por VPH.
Nuestro sistema inmunológico es fundamental en la eliminación del VPH y se estima que en un plazo de 2 años lo erradica de forma natural en el 90% de los casos.
El tratamiento de los condilomas se lleva a cabo con la utilización de cremas tópicas con actividad inmunomoduladora, que actúan mediante un doble mecanismo, destruyendo las lesiones y activando una respuesta inmune local contra el virus.
También se pueden eliminar con criocoagulación, con bisturí eléctrico o con láser.
En el caso de las lesiones precancerosas persistentes o de alto grado, producidas por VPH, el tratamiento más adecuado es la eliminación de las zonas afectadas.
Existen varios tipos de tratamiento que permiten destruir o extirpar las lesiones producidas por este virus, todos ellos igual de efectivos:
· Extirpación de la lesión: el área anormal es extirpada cortando un fragmento de tejido del cuello del útero en forma de cono (conización cervical). Habitualmente se utiliza un procedimiento electroquirúrgico que permite cortar el tejido de forma similar a un bisturí eléctrico llamado asa de diatermia.
· Destrucción de la lesión: se trata de destruir el tejido afectado por la lesión precancerosa. Esta destrucción puede realizarse mediante congelación (crioterapia) o vaporización (aplicando un láser).
Tanto la extirpación como la destrucción de las lesiones se consideran tratamientos conservadores ya que respetan la mayor parte del cuello del útero con un mínimo impacto en la salud reproductiva de la mujer y por tanto en su capacidad para quedar embarazada.
Sólo cuando estos tratamientos se realizan sobre una lesión muy amplia o cuando se repiten porque reaparece la lesión, pueden repercutir en la capacidad reproductiva.
¿Qué puede ayudar a la eliminación del virus del papiloma humano?
Cuidar el sistema inmune, descansando un número de horas adecuado, evitando el estrés y con una alimentación sana y ejercicio regular.
No fumar. El consumo de tabaco disminuye la capacidad del sistema inmune para eliminar la infección VPH. El tabaquismo favorece la persistencia de la infección y por tanto incrementa el riego de aparición de lesiones premalignas.
Dejar de tomar anticonceptivos orales. Se ha observado un mayor riesgo de persistencia del VPH, así como mayor incidencia de lesiones premalignas y cáncer de cérvix, entre las mujeres que han utilizado durante muchos años anticonceptivos hormonales orales. Este riesgo disminuye tras dejar el tratamiento. Por el contrario, el uso del dispositivo intrauterino (DIU) no incrementa dicho riesgo o incluso lo disminuye. Consulta con tu ginecólogo antes de tomar una decisión sobre el método anticonceptivo más apropiado.
¿ Cómo puedo prevenirlo?
Preservativo
El uso de preservativo protege de la infección por VPH en un 70 % de los casos. El 30 % restante donde no protege se debe a la existencia de lesiones en zonas no cubiertas por el preservativo y el mal uso del mismo.
Vacunas del papilomavirus
Las vacunas protegen de forma muy eficaz frente a los principales tipos de VPH que causan enfermedades y además son muy seguras.
Es recomendable administrarla a mujeres que aún no hayan iniciado relaciones sexuales, aunque se puede administrar a mujeres que hayan tenido dichas relaciones.
· Todas las vacunas comercializadas incluyen los tipos de VPH 16 y 18 causantes del 70% de los cánceres de cuello de útero y una proporción significativa de los cánceres de vulva, vagina, ano y orofaringe.
· Actualmente disponemos de tres vacunas. Una bivalente que incluye los virus 16 y 18, otra tetravalente que incluye el 16, 18 y los tipos 6 y 11 causantes de la mayor parte de las verrugas genitales y recientemente se ha comercializado la vacuna nonavalente que añade a los tipos 16, 18 6 y 11 otros 5 tipos : 31, 33, 45, 52 y 58 consiguiendo una protección más amplia.
La vacuna previene de la infección pero no tiene un efecto curativo de la infección, sin embargo si una mujer ha padecido la infección y consigue eliminar el virus no tendrá una inmunidad que le proteja de una futura infección por lo que podrá beneficiarse de la vacunación.
Puesto que las actuales vacunas no protegen a las mujeres frente a todos los genotipos de VPH que causan cáncer cervical, es importante que las mujeres sigan con las pruebas de citología y papanicolau, incluso después de haber recibido la vacuna.
Escrito por:
Dra. Sonia Martínez Morales
Especialista en obstetricia y ginecología en Clínica Ginemar