Terapia Láser de baja Intensidad
Stress Oxidativo-Antioxidantes
La Terapia Láser de baja Intensidad en Clínica Salud y Láser.
A día de hoy los estudios avalan los efectos antioxidantes de la terapia láser de baja intensidad que disminuyen los cambios tóxicos de las proteínas celulares sean producidos de forma espontánea o inducida, y actúan en todas las etapas de estos procesos oxidativos: inicial, intermedia y final. Si está terapia láser se combina con la ingesta adecuada y equilibrada de vegetales, ejercicio físico, higiene adecuada… podemos mejorar la salud y el bienestar de nuestra piel, de nuestro aspecto. Y de la salud en general.
Tras días de la irradiación láser sus efectos siguen actuando logrando una restauración estadísticamente significativa del nivel del proceso oxidativo y un efecto terapéutico posterior.
Se denomina "stress oxidativo" cuando existe una excesiva exposición a oxidantes y/o una capacidad antioxidante disminuida. Pese a que las reacciones oxidativas son fundamentales en el metabolismo celular provocan la generación de Radicales Libres cuyo acúmulo es incompatible con la vida, por ello existen mecanismo de defensa que neutralizan los Radicales Libres. A estas defensas se les denomina Antioxidantes, que bien son producidos por el organismo como la coenzima Q, el glutatión, ácido tiótico, enzimas, etcétera o ser ingeridos por la dieta como la Vitamina E, la Vitamina C, los licopenos, betacarotenos y los flavonoides.
Dentro de los antioxidantes es importante destacar a ciertos oligoelementos cuya incorporación al organismo es necesaria por constituir parte del núcleo activo de las enzimas antioxidantes. Estos oligoelementos son: cobre, zinc, selenio, magnesio y hierro.
Con el stress oxidativo aparecen numerosas patologías; la ateroesclerosis, el cáncer, la enfermedad de Alzheimer, la Diabetes, enfermedades autoinmunes, enfermedades inflamatorias crónicas, daños por isquemia y afectación en los tejidos, el síndrome de distrés respiratorio, Osteoporosis, Degeneración macular de la retina, etcégera. Las cardiopatías secundarias a las ateroesclerosis constituyen la primera causa de mortalidad e invalidez en los países desarrollados, y dentro de ellas el infarto agudo de miocardio ocupa un siniestro primer lugar.
El acumulo continuado de productos derivados del proceso oxidativo del ADN es una agresión permanente con nefastas consecuencias carcinogénicas y mutagénicas. La evidencia nos aporta una correlación inversa entre la ingestión de antioxidantes y el riesgo de adquirir diversos tipos de cáncer principalmente de la boca, vías aéreas superiores, pulmón, tubo digestivo, próstata y aparato genital femenino.
El stress oxidativo tiene bastante que ver en las enfermedades degenerativas relacionadas con el envejecimiento. Por ello se debe hacer frente para mantener el equilibrio oxidativo a los agentes químicos como los metales pesados, los xenobióticos, el humo del tabaco; a los agentes físicos como las radiaciones ultravioletas; determinadas conductas como el consumo de drogas; a los factores orgánicos y metabólicos como la dieta hipercalórica, insuficiente en antioxidantes, la diabetes mellitus, los procesos inflamatorios y traumatismos reiterados, el ejercicio excesivo y procesos que cursan con escaso riego sanguíneo. El aporte de fitoestrógenos como las isoflavonas, los lignanos y los cumestanos también contribuyen a mantener el equilibrio oxidativo. Especial atención a la genisteína, como principal anticancerígeno presente en la soya, por sus propiedades antioxidantes e inhibidor de las proteínas tirosina-quinasas
Harman desde 1954 planteaba que la expectativa de vida aumentaba disminuyendo el grado de fenómenos oxidativos, para ello debemos mejorar los hábitos higiénicos dietéticos, modular la actividad deportiva, evitar el consumo de drogas, aumentar el aporte de las defensas antioxidantes que produce una disminución de las cardiopatías y de las otras patologías ya vistas así como la mejora de la piel y un enlentecimiento del envejecimiento. Recordar que el aporte de betacarotenos como antioxidantes protectores en patologías tumorales. Si a toda esta batería de medidas antioxidantes le incluimos los efectos de la terapia láser estamos dando un paso de gigante para alcanzar el máximo estado de bienestar y alejar la aparición de determinadas enfermedades.
Para una mejor información de todo este proceso preventivo acudan a los profesionales sanitarios quienes les asesoraremos adecuadamente.
Francisco José Maldonado
Director Clínica Salud y Láser
A día de hoy los estudios avalan los efectos antioxidantes de la terapia láser de baja intensidad que disminuyen los cambios tóxicos de las proteínas celulares sean producidos de forma espontánea o inducida, y actúan en todas las etapas de estos procesos oxidativos: inicial, intermedia y final. Si está terapia láser se combina con la ingesta adecuada y equilibrada de vegetales, ejercicio físico, higiene adecuada… podemos mejorar la salud y el bienestar de nuestra piel, de nuestro aspecto. Y de la salud en general.
Tras días de la irradiación láser sus efectos siguen actuando logrando una restauración estadísticamente significativa del nivel del proceso oxidativo y un efecto terapéutico posterior.
Se denomina "stress oxidativo" cuando existe una excesiva exposición a oxidantes y/o una capacidad antioxidante disminuida. Pese a que las reacciones oxidativas son fundamentales en el metabolismo celular provocan la generación de Radicales Libres cuyo acúmulo es incompatible con la vida, por ello existen mecanismo de defensa que neutralizan los Radicales Libres. A estas defensas se les denomina Antioxidantes, que bien son producidos por el organismo como la coenzima Q, el glutatión, ácido tiótico, enzimas, etcétera o ser ingeridos por la dieta como la Vitamina E, la Vitamina C, los licopenos, betacarotenos y los flavonoides.
Dentro de los antioxidantes es importante destacar a ciertos oligoelementos cuya incorporación al organismo es necesaria por constituir parte del núcleo activo de las enzimas antioxidantes. Estos oligoelementos son: cobre, zinc, selenio, magnesio y hierro.
Con el stress oxidativo aparecen numerosas patologías; la ateroesclerosis, el cáncer, la enfermedad de Alzheimer, la Diabetes, enfermedades autoinmunes, enfermedades inflamatorias crónicas, daños por isquemia y afectación en los tejidos, el síndrome de distrés respiratorio, Osteoporosis, Degeneración macular de la retina, etcégera. Las cardiopatías secundarias a las ateroesclerosis constituyen la primera causa de mortalidad e invalidez en los países desarrollados, y dentro de ellas el infarto agudo de miocardio ocupa un siniestro primer lugar.
El acumulo continuado de productos derivados del proceso oxidativo del ADN es una agresión permanente con nefastas consecuencias carcinogénicas y mutagénicas. La evidencia nos aporta una correlación inversa entre la ingestión de antioxidantes y el riesgo de adquirir diversos tipos de cáncer principalmente de la boca, vías aéreas superiores, pulmón, tubo digestivo, próstata y aparato genital femenino.
El stress oxidativo tiene bastante que ver en las enfermedades degenerativas relacionadas con el envejecimiento. Por ello se debe hacer frente para mantener el equilibrio oxidativo a los agentes químicos como los metales pesados, los xenobióticos, el humo del tabaco; a los agentes físicos como las radiaciones ultravioletas; determinadas conductas como el consumo de drogas; a los factores orgánicos y metabólicos como la dieta hipercalórica, insuficiente en antioxidantes, la diabetes mellitus, los procesos inflamatorios y traumatismos reiterados, el ejercicio excesivo y procesos que cursan con escaso riego sanguíneo. El aporte de fitoestrógenos como las isoflavonas, los lignanos y los cumestanos también contribuyen a mantener el equilibrio oxidativo. Especial atención a la genisteína, como principal anticancerígeno presente en la soya, por sus propiedades antioxidantes e inhibidor de las proteínas tirosina-quinasas
Harman desde 1954 planteaba que la expectativa de vida aumentaba disminuyendo el grado de fenómenos oxidativos, para ello debemos mejorar los hábitos higiénicos dietéticos, modular la actividad deportiva, evitar el consumo de drogas, aumentar el aporte de las defensas antioxidantes que produce una disminución de las cardiopatías y de las otras patologías ya vistas así como la mejora de la piel y un enlentecimiento del envejecimiento. Recordar que el aporte de betacarotenos como antioxidantes protectores en patologías tumorales. Si a toda esta batería de medidas antioxidantes le incluimos los efectos de la terapia láser estamos dando un paso de gigante para alcanzar el máximo estado de bienestar y alejar la aparición de determinadas enfermedades.
Para una mejor información de todo este proceso preventivo acudan a los profesionales sanitarios quienes les asesoraremos adecuadamente.
Francisco José Maldonado
Director Clínica Salud y Láser