Tomar complementos alimenticios se ha convertido en algo habitual para complementar nuestra dieta cuando existe alguna carencia. Cuando nuestro organismo no recibe la dosis necesaria de uno o más nutrientes para su correcto funcionamiento, los complementos alimenticios pueden ayudarnos a recuperar ese equilibrio. Pero tan importante es elegir el producto adecuado a las necesidades de cada uno como saber cuándo y cómo tomarlo para aprovechar por completo sus cualidades y sacarle el máximo beneficio sin interferencias que puedan minimizar su efecto.
Hay que tener en cuenta que un complemento alimenticio es un determinado nutriente en una cantidad concentrada, por lo que en muchos casos será recomendable repartir las tomas a lo largo del día para que el organismo reciba un suministro constante de ese nutriente y pueda absorberlo mejor. Cuando paliamos una carencia nutricional mediante la ingesta de un complemento, hay que entender que no basta con tomar el complemento en sí, sino que tenemos que hacer un esfuerzo por nuestra parte y adaptar nuestros hábitos y nuestro estilo de vida para que su ingesta resulte lo más efectiva posible. En todo caso siempre hay que estar atentos a las pautas y a las indicaciones recomendadas por el fabricante sobre su consumo en el envase y seguirlas fielmente. Y, sobre todo, tener siempre en cuenta que un complemento alimenticio no sustituye sino que complementa una dieta sana, rica, variada y equilibrada. Es decir, la mejor manera de asegurarnos de que nuestro organismo recibe todos los nutrientes necesarios, es proporcionárselos a través de una alimentción variada y equilibrada.
De la misma manera que es importante tener en cuenta de qué manera combinamos los alimentos en nuestra dieta para sacar el máximo partido de ellos (por ejemplo, la combinación de legumbres y cereales nos proporciona una proteína de alto valor biológico), también lo es combinar correctamente los complementos para obtener la mayor efectividad.
Veamos ejemplos prácticos de cómo maximizar el efecto de un complemento alimenticio.
Por otra parte es importante saber qué momento del día es el más adecuado para tomar cada complemento para aprovechar al máximo sus beneficios.
Hay que tener en cuenta que un complemento alimenticio es un determinado nutriente en una cantidad concentrada, por lo que en muchos casos será recomendable repartir las tomas a lo largo del día para que el organismo reciba un suministro constante de ese nutriente y pueda absorberlo mejor. Cuando paliamos una carencia nutricional mediante la ingesta de un complemento, hay que entender que no basta con tomar el complemento en sí, sino que tenemos que hacer un esfuerzo por nuestra parte y adaptar nuestros hábitos y nuestro estilo de vida para que su ingesta resulte lo más efectiva posible. En todo caso siempre hay que estar atentos a las pautas y a las indicaciones recomendadas por el fabricante sobre su consumo en el envase y seguirlas fielmente. Y, sobre todo, tener siempre en cuenta que un complemento alimenticio no sustituye sino que complementa una dieta sana, rica, variada y equilibrada. Es decir, la mejor manera de asegurarnos de que nuestro organismo recibe todos los nutrientes necesarios, es proporcionárselos a través de una alimentción variada y equilibrada.
De la misma manera que es importante tener en cuenta de qué manera combinamos los alimentos en nuestra dieta para sacar el máximo partido de ellos (por ejemplo, la combinación de legumbres y cereales nos proporciona una proteína de alto valor biológico), también lo es combinar correctamente los complementos para obtener la mayor efectividad.
Veamos ejemplos prácticos de cómo maximizar el efecto de un complemento alimenticio.
- Si tomamos Hierro es recomendable que aumentemos nuestra ingesta de alimentos con vitamina C o incluso que la tomemos en complemento, ya que está comprobado que esta vitamina nos ayuda a asimilar mucho mejor el Hierro. Asimismo existen alimentos con sustancias inhibidoras de la absorción del hierro, como la cafeína presente en el café, el té negro, bebidas de cola…el chocolate, la leche, algunos frutos secos…por lo que es recomendable reducir su consumo y hacerlo después de un tiempo prudencial de la ingestión del complemento de hierro.
- Si tenemos un déficit de Calcio y estamos tomando un complemento para compensarlo, debemos mantener también unos buenos niveles de vitamina A, Magnesio, Fósforo y Boro, porque estos elementos ayudan a metabolizar mejor el calcio en la formación de huesos y dientes.
- Si consumimos ácidos grasos esenciales (aceite de lino, de germen de trigo, de borraja…) conjuntamente con vitamina E evitaremos el rápido proceso de oxidación de estos.
- Si tomamos vitamina A y la complementamos con vitaminas C y E se aumentará su eficacia terapéutica. Además estas vitaminas disminuyen el riesgo de tomar dosis excesivas de vitamina A.
- A la hora compensar alguna deficiencia de alguna vitamina del grupo B, se recomienda tomar un complemento de la familia completa para evitar desequilibrios.
Por otra parte es importante saber qué momento del día es el más adecuado para tomar cada complemento para aprovechar al máximo sus beneficios.
- Los aminoácidos y el cartílago de tiburón deben ser ingeridos fuera de las comidas, aproximadamente dos horas antes o después de comer para evitar que interfieran con las proteínas de los alimentos.
- Los probióticos favorecen la función de mejorar la absorción de nutrientes si se toman antes de comer
- Las fibras, que deben ser ingeridas una media hora antes de las comidas principales junto a un gran vaso de agua para que su efecto saciante se produzca y como resultado se consuma una menor cantidad de alimentos.
- Existen unas vitaminas conocidas como liposolubles, como la A, la D, la E y la K, que para su mejor asimilación se recomienda consumir acompañadas de alimentos grasos (aceite, aguacate…). En el caso de tomar complementos de vitamina D se deberá tomar el sol durante un mínimo de diez minutos al día para asegurar su correcta asimilación.
- Antes de las comidas (30 minutos antes de comer):
- fibras (con un gran vaso de agua),
- algas (spirulina, fucus…),
- probióticos (acidófilus…),
- lipotróficos (colina, inositol…).
- Con las comidas:
- antioxidantes,
- vitaminas del grupo B,
- enzimas digestivas,
- vitaminas,
- minerales en general (a excepción de la dolomita que puede interferir en la digestión).
- Fuera de las comidas (2 horas antes o después de la ingesta de alimentos):
- cartílago de tiburón,
- aminoácidos,
- quercitina,
- Con alimentos grasos (aceite, aguacate, queso graso…):
- ácidos grasos esenciales (aceite de lino, de germen de trigo, de borraja…),
- lecitina de soja,
- coenzima Q10,
- carotenoides,
- vitaminas vitasolubles (A, D,E, K).